Elio Henríquez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 27 de agosto de 2011, p. 18
Sábado 27 de agosto de 2011, p. 18
San Cristóbal de Las Casas, Chis, 26 de agosto. El movimiento encabezado por Javier Sicilia hizo tangibles a las víctimas y las sacó no sólo del olvido, las estadísticas y la nota roja, sino de los míticos
triunfosdel gobierno de Felipe Calderón,
haciendo que comiencen a tener nombre e historia, al tiempo que se desmorona la patraña del combate al crimen organizado, estimó el subcomandante Marcos en su tercera carta al filósofo Luis Villoro.
Es una nueva movilización, cuyo proyecto, de constituirse en movimiento organizado, va creando caminos propios, con logros y caídas propios, movido por un dolor que merece y tiene nuestro respeto y admiración, pues quienes ahí participan pueden decir con razón que cabe cuestionar las formas y los métodos, pero no las causas, comenta en el documento, divulgado por el portal Enlace Zapatista.
Para respetar y comprender hay que mirar arriba y abajo, porque arriba llaman la atención e irritan los arrumacos dados a los responsables directos de tantas muertes y destrucción, pero abajo despiertan esperanza, consuelo y compañía entre familiares y amistades de las víctimas.
También
creíamos posible que se levantara un movimiento que detuviera esta guerra absurda, pero no parece que así sea, o no todavía; sin embargo, también es
razonabledirigirse a quien la desató y la escala:
dialogar con los responsables de los problemas.
En la guerra que Calderón ha impuesto a la sociedad entera sin distingos de clase, raza, credo, género o ideología política –dice Marcos– se agrega un dolor más: el de etiquetar como criminales a las víctimas inocentes. Tal rasgo fascista
se volvió programa de gobierno e impartición de justicia, y no pocos medios de comunicación lo han hecho suyo, permeando el pensamiento de quienes todavía creen lo que se dice y escribe en la prensa, la radio y la televisión.
Refiere que alguien en algún lado señaló que los crímenes contra inocentes encierran una triple injusticia: la de la muerte, la de la culpa y la del olvido, y aunque esa pesada lápida cae también sobre familiares y amistades, Calderón será recordado como criminal de guerra, sin importar que hoy –rodeado de abrazo y escapulario– se ostente como gran estadista o
salvador de la patria.
Quedará su guerra perdida, con su cauda de víctimas
colaterales, mientras las series televisivas poco o nada podrán hacer para contrarrestar “la derrota, el desgaste y el desprestigio irremediables de las fuerzas armadas; la entrega de la soberanía nacional al imperio de las barras y las turbias estrellas (único triunfador en esa guerra); el aniquilamiento de economías locales y regionales; la destrucción irreparable del tejido social, y la sangre inocente…”
Hace tiempo las reglas internas de la clase política están rotas. Los encarceladores de ayer son los encarcelados hoy, y los perseguidores de hoy serán perseguidos mañana.
Respecto de los grupos políticos observa que hay ajustes de cuentas internos al igual que en las bandas criminales, pero se disfrazan de
justicia, y en todas partes se trata de lo mismo: dejar libre el camino al elegido en turno, tachando de complot lo que pasa abajo y deformando o callando lo de arriba.
No es que no se hagan
acuerdos, sino que ya no hay capacidad para cumplirlos, y un grupo de políticos que incumple sus acuerdos internos es un cadáver esperando sepultura, aunque la clase política de arriba no entiende nada, ni menos lo fundamental: que su tiempo ha terminado.
Según Marcos, aunque el desprestigio y desgaste del partido en el gobierno es grande, Calderón apuesta fuerte al uso de todos los recursos a su alcance para imponer su propuesta.
Si ya lo hizo en 2006, bien podría repetirlo en 2012. Y lo necesitará, porque sus cartas están muy ajadas: un Cordero que promete a su pastor que seguirá siéndolo; un Lujambio esperando no recibir la estocada de la estela de luz; un Creel al que el gris le sienta bien (y lo define), y una Vázquez Mota cuyo único argumento es ser mujer.
En la misiva, cuyo texto íntegro está en varios portales de Internet, el cofundador del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) también alude a
la gigantesca campaña propagandística contra los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas, que incluye la amenaza de acciones penales contra sus dirigentes, y lo mismo los acusa de indolentes que de terroristas, cuando debiera preguntarse si en verdad eran perezosos e inútiles.
¿Cómo es que había luz eléctrica en la zona centro del país?, ¿cómo funcionaban las televisoras que ahora los atacan, los periódicos que los calumnian, las estaciones de radio que los difaman? ¿Y las deficiencias que ahora se padecen con la Compañía Federal de Electricidad en la mayoría de los hogares?, ¿los recibos que aparecen con cantidades exorbitantes?, se pregunta.
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