Lo que también está claro es que, en la decisión de si el Estado debe permitir o castigar el aborto, los conservadores van ganando. Me refiero a los que quieren prohibir que las mujeres decidan e incluso se les sancione cuando se hagan un aborto ilegal. A los que piensan, como la Iglesia católica, que la vida comienza en el momento de la concepción. Se trata de una especie de partido conservador que ha logrado que 18 legislaturas prohíban el aborto porque la vida, como lo dicen las constituciones de Baja California y San Luis Potosí, comienza con la concepción.
No debe sorprendernos que los panistas sean los líderes del partido conservador mexicano y que, por tanto, hayan encabezado el esfuerzo prohibicionista en los estados. Aunque algunos panistas se las dan de liberales —y no entiendo por qué— en estos temas como el aborto, el matrimonio gay o la eutanasia, son igual de conservadores que la Iglesia católica. Y ahí están, desde luego, todos los panistas conspicuos: Felipe Calderón, Margarita Zavala, Gustavo Madero, Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero, Juan Manuel Oliva, Emilio González, José Guadalupe Osuna, Obdulio Ávila, Mariana Gómez del Campo, etcétera.
En estos temas sociales, los panistas no niegan la cruz de su parroquia. Incluso el Presidente está tratando de aprovecharlo electoralmente. Ante el fracaso en materia de seguridad y la mala situación económica que habrá en 2012, el PAN tendrá que recurrir a temas donde su postura sea popular. El rechazo al aborto es uno de ellos. Los panistas saben que el conservadurismo mexicano existe y es mayoritario como lo demuestran las encuestas. Eso explica el activismo de Calderón y su esposa en el tema, incluido el pedido presidencial de remover la reserva que tiene México en la Convención Americana de Derechos Humanos definitoria del “derecho a la vida”.
En el partido conservador, junto a los panistas, están los priistas. No nos hagamos bolas: ellos fueron los que dieron los votos para que en 18 estados se aprobaran las leyes en contra del derecho de la mujer a decidir. Y es que en estos temas, al igual que el PAN, el PRI es más conservador que revolucionario. Son como esos “jacobinos” que retrataba Stendhal: los que en la mañana imprecaban contra la Iglesia en la Asamblea, para salir corriendo a misa por la tarde y besarles el anillo a los obispos.
Pero, a diferencia de los panistas, los priistas no presumen su conservadurismo porque es “políticamente incorrecto”. Mejor se salen por las ramas. Como Beatriz Paredes que, una vez que las legislaturas locales prohibieron el aborto, salió a decir que en lo personal está a favor de que las mujeres decidan pero que también respetaba la decisión de sus compañeros de prohibirlo. O Peña Nieto quien dijo que “respeta el aborto como una conquista legal de un sector de la sociedad” pero “su opinión personal es diferente”. Yo no tengo duda: en estos temas sociales (aborto, matrimonios gay, derechos de éstos a adoptar y eutanasia) los priistas son bien conservadores aunque tengan un busto de Juárez en sus oficinas.
Para finalizar, el partido conservador tiene cuatro ministros de la SCJN que creen que la vida comienza a partir de la concepción. Son Sergio Aguirre, Margarita Luna, Guillermo Ortiz y Jorge Pardo. Su voto fue fundamental para demostrar el poder que tiene el conservadurismo en México que, por lo pronto, va ganando en el tema del aborto.
Twitter: @leozuckermann
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