Política ceroJairo Calixto Albarrán
Hemos pasado del queso-borno del derecho de piso al queso-báis de los pretextos del nuevo hermano incómodo favorito de México, Jonás Larrazabal.
Como si no fuera suficiente con los histéricos llamados del góber sin chiste de Nuevo León y del doñito Lavestida para acabar con los casinos (en esa lógica guarachuda deberíamos cerrar los estadios de futbol por la balacera en el estadio del Santos, o clausurar los camiones escolares por el terrible incidente en Huixquilucan), los eternos y sobadísimos discursos demagógicos de las autoridades federales, mexiquenses y defeñas cada que se desatan las inundaciones en la zona, todavía tenemos que soplarnos el cotorrísimo sketch de los hermanos Larrazabal que supera con creces hasta el sueño más delirante de los hermanos Lelos, Manolín y Chilinsky o Tin Tan y su Carnal Marcelo.
Mientras el edil de Monterrey aplica la técnica Godoy para deslindarse de su brother apañado cobrando billete grande en los casinos de la Sultana del Norte, pero el gran Jonás Jonás, Jonás de Nicolás Larrazabal, explicaba que su presencia en esos lugares ludopáticos se debía a la cobranza de quesos que vendía en calidad de proveedor. Sí, a juzgar por el billete grande que recibe, cualquiera diría que esos quesos salían de la vaca de las ubres de oro. O sea, algo que ni a los hermanos Salinas se les hubiera ocurrido, no digamos a los Moreira, especialistas en el ejercicio de la hermandad incómoda con orgullo nepotista incluido.
Neta, qué onda con ese Jonás, hace ver a Bejarano, otro maestro de los abonos a domicilio, como un genio de las finanzas personales. El marido de la Padierna por lo menos guardaba el efectivo en finísimos portafolios, no que Mr. Royale with cheese (vía @El_Gustau), desprovisto de glamour, guardaba el cash en una caja de Nextel.
La única forma de acabar con la bonita tradición de los hermanos incómodos es que la reforma política disponga que funcionarios y políticos sean ¡hijos únicos!
Sólo el tiempo dirá si tienen madre.
Ya lo único que queda es creer en el nuevo PRI ante el retorno sin gloria de Emilio Chauyfett al liderazgo de los iguanodontes tricolores. Si el ingeniebro Cárdenas aspira a ser candidato presidencial, todo es posible. En la moda del Back to the future de los emisarios del pasado remoto, La Paca estará en derechos humanos, y Robertico Limonta Madrazo, el maratonista de los atajos tristes, será abanderado olímpico.
Ese Jonás, mejor hubiera dicho que quería rendirle un homenaje a Gustavo Ponce Meléndez, ex secretario de Finanzas del Peje, que hacía de las nubes terciopelo en Las Vegas.
Hasta para andar en la ilegalidad hay que tener creatividad, no chinguen.
www.twitter.com/jairocalixto
Como si no fuera suficiente con los histéricos llamados del góber sin chiste de Nuevo León y del doñito Lavestida para acabar con los casinos (en esa lógica guarachuda deberíamos cerrar los estadios de futbol por la balacera en el estadio del Santos, o clausurar los camiones escolares por el terrible incidente en Huixquilucan), los eternos y sobadísimos discursos demagógicos de las autoridades federales, mexiquenses y defeñas cada que se desatan las inundaciones en la zona, todavía tenemos que soplarnos el cotorrísimo sketch de los hermanos Larrazabal que supera con creces hasta el sueño más delirante de los hermanos Lelos, Manolín y Chilinsky o Tin Tan y su Carnal Marcelo.
Mientras el edil de Monterrey aplica la técnica Godoy para deslindarse de su brother apañado cobrando billete grande en los casinos de la Sultana del Norte, pero el gran Jonás Jonás, Jonás de Nicolás Larrazabal, explicaba que su presencia en esos lugares ludopáticos se debía a la cobranza de quesos que vendía en calidad de proveedor. Sí, a juzgar por el billete grande que recibe, cualquiera diría que esos quesos salían de la vaca de las ubres de oro. O sea, algo que ni a los hermanos Salinas se les hubiera ocurrido, no digamos a los Moreira, especialistas en el ejercicio de la hermandad incómoda con orgullo nepotista incluido.
Neta, qué onda con ese Jonás, hace ver a Bejarano, otro maestro de los abonos a domicilio, como un genio de las finanzas personales. El marido de la Padierna por lo menos guardaba el efectivo en finísimos portafolios, no que Mr. Royale with cheese (vía @El_Gustau), desprovisto de glamour, guardaba el cash en una caja de Nextel.
La única forma de acabar con la bonita tradición de los hermanos incómodos es que la reforma política disponga que funcionarios y políticos sean ¡hijos únicos!
Sólo el tiempo dirá si tienen madre.
Ya lo único que queda es creer en el nuevo PRI ante el retorno sin gloria de Emilio Chauyfett al liderazgo de los iguanodontes tricolores. Si el ingeniebro Cárdenas aspira a ser candidato presidencial, todo es posible. En la moda del Back to the future de los emisarios del pasado remoto, La Paca estará en derechos humanos, y Robertico Limonta Madrazo, el maratonista de los atajos tristes, será abanderado olímpico.
Ese Jonás, mejor hubiera dicho que quería rendirle un homenaje a Gustavo Ponce Meléndez, ex secretario de Finanzas del Peje, que hacía de las nubes terciopelo en Las Vegas.
Hasta para andar en la ilegalidad hay que tener creatividad, no chinguen.
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