Viernes 18 de noviembre de 2011
Doris Gómora | El Universalpolitica@eluniversal.com.mx
Especialistas consultados también comparten la visión de Grayson en este tema.
En México, a la fecha existen 167 grupos, incluyendo paramilitares, que se crearon para defender se de la inseguridad y la violencia que se registra en el país, lo que implica una clara señal de un Estado débil, afirma por su parte Edgardo Buscaglia, catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Estos grupos, explicó, no tienen alguna ideología, “son grupos funcionales que limpian extrajudicialmente, fuera del Estado de derecho, una región de grupos adversarios, sean políticos, criminales o de la zona. Eso es lo que básicamente está proliferando en el país, ya sea pagado por empresarios o basados en la organización de los propios pobladores, de ciudadanos”.
Los grupos de ciudadanos no tienen financiamiento, se basan en una organización propia, pero, como ocurre en Tampico, los propios comerciantes se han organizado para defenderse de cualquier amenaza a su seguridad, expresó.
“Es una señal del Estado débil. En todos los países donde este tipo de grupos surgen es un indicador claro y sintomático de la debilidad del Estado. La cifra que presentamos muestra que son una realidad y aún falta por integrar grupos más pequeños”, mencionó.
Buscaglia indicó que es una reacción natural de una población que se ve indefensa y de empresarios que se sienten inseguros, pero el problema es que al final este tipo de grupos terminan afectando sus propios ámbitos sociales, porque generan más violencia; “terminan deteriorando más el ámbito criminológico”, afirma.
Al respecto, Buscaglia destacó que en muchos casos hay policías involucrados en esos grupos, los cuales normalmente participan en operaciones de “limpieza” y en algunos casos son contratados incluso por los propios empresarios.
El movimiento de “vigilantismo” apareció ante la ausencia de policías y jueces en quienes confiar. En todo el país se han incrementado los grupos de ciudadanos creados para protegerse y tomar la justicia por sus propias manos, pero también para vigilar la aplicación de programas sociales, señala Grayson.
Destaca que “el ‘vigilantismo’ es un mensaje a las autoridades para que atiendan más las condiciones en los puntos rojos”.
Paul Stevenson, consultor privado en Washington, afirmó que esas organizaciones de vigilantes responden a la necesidad de enfrentar la inseguridad y violencia y protegerse de futuras amenazas, pero provocan una burbuja en donde la figura del Estado no es reconocida.
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