Felipe Calderón, titular del Ejecutivo. Foto: Eduardo Miranda |
La
Corporación Latinobarómetro recién dio a conocer los resultados de su
última encuesta de cultura política y los hallazgos respecto a México
son preocupantes. Estamos en el nivel más bajo de apoyo a la democracia:
únicamente un 40% de la población considera que es la mejor forma de
gobierno, cuando en 2005 (cuando alcanzó su nivel más alto) llegó al
59%; y esto tiene que ver con que también estamos en niveles muy bajos
de satisfacción con la democracia, con únicamente un 23% que se dice
satisfecho con ella (la serie de Latinobarómetro va de 1995 a 2011, en
este caso el nivel más bajo era en 1996, con el 12%), proporción que
también contrasta con el 45% que se decía satisfecho en 1997, cuando se
alcanzó el nivel más alto.
Algunas de las explicaciones de por qué se tienen estos bajos niveles de apoyo y satisfacción con la democracia se pueden encontrar en la misma encuesta, que revela cómo únicamente el 17% de la población considera que se gobierna en bien de todo el pueblo, el porcentaje más bajo desde el 2004 y que únicamente se había alcanzado en el 2007. En el 2006 se alcanzó el porcentaje más alto: 31% consideró que se gobernaba para bien de todo el pueblo.
En la encuesta de 2011, en la percepción de que se gobierna para bien de todo el pueblo el porcentaje encontrado en México es únicamente superior al encontrado en 3 de los 18 países encuestados: Honduras y Perú, con el 15%,y República Dominicana, con el 9%; en el extremo contrario se encuentra Uruguay, donde el 54% piensa así.
Por otra parte, también cunde la percepción de que el gobierno es incapaz de solucionar algunos de los principales problemas del país, como delincuencia, narcotráfico, pobreza y corrupción. Nuevamente el porcentaje de mexicanos que piensa que el Estado lo puede hacer es el tercero más bajo de América Latina, únicamente por encima de Honduras y Guatemala. En el promedio general, sin embargo, al revisar dicha proporción por cada uno de los problemas, en dos de ellos (delincuencia y narcotráfico) nos encontramos por debajo de los hondureños.
El 39% de los mexicanos considera que el Estado puede solucionar el problema de la delincuencia, contra el 27% de los guatemaltecos. En el extremo opuesto está Uruguay, con el 78%. En cuanto al narcotráfico, el porcentaje se reduce al 35%, contra el 22% de los guatemaltecos y el 72% de los venezolanos, los que más confían en su Estado en este caso.
Respecto a la pobreza, el 38% de los mexicanos piensa que el Estado puede solucionarla; en este caso están por debajo los salvadoreños, con el 35%, los hondureños con el 22, y los guatemaltecos con el 17%. En el extremo opuesto se encuentran los argentinos con el 79%. Y sobre la corrupción, en México el 34% confía en que el Estado la puede superar, contra el 23% de los hondureños y 18% de los guatemaltecos. En el extremoopuesto, el 75% de los uruguayos piensan que sí lo puede hacer.
Los mismos encuestados señalan cuáles son las carencias de la democracia: únicamente el 5% de los mexicanos considera que está bien en su situación actual (el segundo porcentaje más bajo en América Latina, únicamente superado por Colombia con el 4%; el mayor porcentaje se alcanzó en Uruguay, con el 25%). A su vez, el 21%, considera que falta consolidar los partidos políticos; el 27%, que es necesario garantizar la justicia social; el 32%, aumentar la participación ciudadana; el 36%, aumentar la transparencia del Estado; y el 55%, reducir la corrupción.
Pero hay más explicaciones cuando se revisan las actitudes de los mexicanos: únicamente el 28% de los entrevistados en México piensa que los ciudadanos son conscientes de sus obligaciones y deberes; y sólo el 19% piensa que los ciudadanos cumplen con la ley. En el rubro de los deberes y obligaciones, por debajo de México sólo se encuentran Bolivia y Perú, con el 18% y el 17%; y en cuanto al cumplimiento de la ley, los mismos países con el 16% y el 12%, respectivamente. En el extremo opuesto se encuentra Uruguay, con el 54% sobre el cumplimiento de la ley y 55% en conciencia de las obligaciones y deberes. Pero todavía es más preocupante ver que México es el país latinoamericano donde más se justifica la evasión de impuestos; en el extremo opuesto, nuevamente se encuentra Uruguay.
Al revisar la confianza que se tiene en que el Estado mexicano pueda resol ver los problemas más acuciantes, así como las actitudes de los mexicanos frente a sus compromisos cívicos, es evidente la causa de los bajos niveles de apoyo y satisfacción con la democracia. En términos generales se puede decir que únicamente una sexta parte de los ciudadanos mexicanos considera que se gobierna para el bien de todo el pueblo y que alrededor de la tercera parte de la población piensa que el Estado es capaz de resolver problemas como la delincuencia, el narcotráfico, la pobreza y la corrupción, que la misma población considera como los más acuciantes.
Sin embargo, esta conciencia de la debilidad del Estado mexicano o la desconfianza en sus capacidades no es contrarrestada por un mayor compromiso cívico, sino todo lo contrario: menos de la tercera parte de los mexicanos considera que hay conciencia de las obligaciones y deberes ciudadanas y menos de una quinta parte piensa que se cumple la ley; el extremo llega con la justificación para evadir impuestos.
Al menos la percepción de que se gobierna para el bien de todo el pueblo se redujo prácticamente a la mitad en el presente sexenio, pues pasó del 31% en el 2006 al 17%, en estos momentos. Y, de la mano con ello, lo mismo sucedió con el apoyo a la democracia, que cayó del 54 al 40% en el mismo periodo, y con la satisfacción que genera la misma, la cual disminuyó del 41% al 23%
Algunas de las explicaciones de por qué se tienen estos bajos niveles de apoyo y satisfacción con la democracia se pueden encontrar en la misma encuesta, que revela cómo únicamente el 17% de la población considera que se gobierna en bien de todo el pueblo, el porcentaje más bajo desde el 2004 y que únicamente se había alcanzado en el 2007. En el 2006 se alcanzó el porcentaje más alto: 31% consideró que se gobernaba para bien de todo el pueblo.
En la encuesta de 2011, en la percepción de que se gobierna para bien de todo el pueblo el porcentaje encontrado en México es únicamente superior al encontrado en 3 de los 18 países encuestados: Honduras y Perú, con el 15%,y República Dominicana, con el 9%; en el extremo contrario se encuentra Uruguay, donde el 54% piensa así.
Por otra parte, también cunde la percepción de que el gobierno es incapaz de solucionar algunos de los principales problemas del país, como delincuencia, narcotráfico, pobreza y corrupción. Nuevamente el porcentaje de mexicanos que piensa que el Estado lo puede hacer es el tercero más bajo de América Latina, únicamente por encima de Honduras y Guatemala. En el promedio general, sin embargo, al revisar dicha proporción por cada uno de los problemas, en dos de ellos (delincuencia y narcotráfico) nos encontramos por debajo de los hondureños.
El 39% de los mexicanos considera que el Estado puede solucionar el problema de la delincuencia, contra el 27% de los guatemaltecos. En el extremo opuesto está Uruguay, con el 78%. En cuanto al narcotráfico, el porcentaje se reduce al 35%, contra el 22% de los guatemaltecos y el 72% de los venezolanos, los que más confían en su Estado en este caso.
Respecto a la pobreza, el 38% de los mexicanos piensa que el Estado puede solucionarla; en este caso están por debajo los salvadoreños, con el 35%, los hondureños con el 22, y los guatemaltecos con el 17%. En el extremo opuesto se encuentran los argentinos con el 79%. Y sobre la corrupción, en México el 34% confía en que el Estado la puede superar, contra el 23% de los hondureños y 18% de los guatemaltecos. En el extremoopuesto, el 75% de los uruguayos piensan que sí lo puede hacer.
Los mismos encuestados señalan cuáles son las carencias de la democracia: únicamente el 5% de los mexicanos considera que está bien en su situación actual (el segundo porcentaje más bajo en América Latina, únicamente superado por Colombia con el 4%; el mayor porcentaje se alcanzó en Uruguay, con el 25%). A su vez, el 21%, considera que falta consolidar los partidos políticos; el 27%, que es necesario garantizar la justicia social; el 32%, aumentar la participación ciudadana; el 36%, aumentar la transparencia del Estado; y el 55%, reducir la corrupción.
Pero hay más explicaciones cuando se revisan las actitudes de los mexicanos: únicamente el 28% de los entrevistados en México piensa que los ciudadanos son conscientes de sus obligaciones y deberes; y sólo el 19% piensa que los ciudadanos cumplen con la ley. En el rubro de los deberes y obligaciones, por debajo de México sólo se encuentran Bolivia y Perú, con el 18% y el 17%; y en cuanto al cumplimiento de la ley, los mismos países con el 16% y el 12%, respectivamente. En el extremo opuesto se encuentra Uruguay, con el 54% sobre el cumplimiento de la ley y 55% en conciencia de las obligaciones y deberes. Pero todavía es más preocupante ver que México es el país latinoamericano donde más se justifica la evasión de impuestos; en el extremo opuesto, nuevamente se encuentra Uruguay.
Al revisar la confianza que se tiene en que el Estado mexicano pueda resol ver los problemas más acuciantes, así como las actitudes de los mexicanos frente a sus compromisos cívicos, es evidente la causa de los bajos niveles de apoyo y satisfacción con la democracia. En términos generales se puede decir que únicamente una sexta parte de los ciudadanos mexicanos considera que se gobierna para el bien de todo el pueblo y que alrededor de la tercera parte de la población piensa que el Estado es capaz de resolver problemas como la delincuencia, el narcotráfico, la pobreza y la corrupción, que la misma población considera como los más acuciantes.
Sin embargo, esta conciencia de la debilidad del Estado mexicano o la desconfianza en sus capacidades no es contrarrestada por un mayor compromiso cívico, sino todo lo contrario: menos de la tercera parte de los mexicanos considera que hay conciencia de las obligaciones y deberes ciudadanas y menos de una quinta parte piensa que se cumple la ley; el extremo llega con la justificación para evadir impuestos.
Al menos la percepción de que se gobierna para el bien de todo el pueblo se redujo prácticamente a la mitad en el presente sexenio, pues pasó del 31% en el 2006 al 17%, en estos momentos. Y, de la mano con ello, lo mismo sucedió con el apoyo a la democracia, que cayó del 54 al 40% en el mismo periodo, y con la satisfacción que genera la misma, la cual disminuyó del 41% al 23%
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