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miércoles, 20 de julio de 2011

El corredor de Los Zetas: San Luis-Zacatecas

Enfrentamiento entre militares y Zetas en Fresnillo, Zacatecas. Foto: Leonardo Garza
Proceso


ZACATECAS, ZAC.(Proceso).- Asentados a sus anchas en el corredor San Luis Potosí-Zacatecas, Los Zetas se placean ante los contingentes de la Marina Armada de México y del Ejército enviados por el gobierno federal con el pretexto de atender las urgentes peticiones de los gobernadores de ambas entidades, con sus policías locales rebasadas o cooptadas.
Tras varias semanas de incursión, marinos y soldados lograron exterminar a un buen número de presuntos miembros de la organización delictiva, particularmente en Zacatecas, pero la estadística oficial no aclara que la mayoría de ellos son halcones y sicarios, jóvenes de los más bajos niveles de la estructura criminal.
Mientras tanto, Heriberto Lazcano, El 50, El Diamante y otros cabecillas se desplazan entre Fresnillo, su principal feudo zacatecano, y la capital potosina. Quienes han visto a Lazcano lo describen actualmente como “más robusto” de lo que aparece en los promocionales de televisión, por medio de los cuales el gobierno federal anunció su captura erróneamente.
Estos jefes zetas le aseguran a su gente que su presencia en 18 estados es más fuerte que nunca, y que cotizarán muy caro este corredor entre sur y norte del país en caso de que se negocie con los otros cárteles que lo ambicionan: el de Sinaloa y el del Golfo.
De acuerdo con una fuente allegada a la XII Zona Militar, Los Zetas ya están operando en la Huasteca potosina, desde Tamuín, en la frontera con Tamaulipas, hasta Rioverde.
El lunes 4 de julio, la alcaldesa de Ciudad Valles, Socorro Herrera Orta, estaba en su despacho cuando se descubrió en la plaza principal una advertencia dirigida a ella en una hielera: “Este es el último mensaje COCO para que te comuniques, en la próxima vendrán las cabezas de toda tu familia, y va para todos los que apoyan al Golfo. Atte Los Zetas” (Sic).
Al día siguiente otro mensaje fue encontrado en pleno centro de San Luis dentro de una caja de pollos: “Ya llegamos putos Zetas. Atte negros cártel del Golfo”.
Aunque al parecer los han desplazado a sangre y fuego de la Huasteca, Los Zetas han conseguido el dominio total de Zacatecas. Aunque tienen un frente abierto con el cártel de Sinaloa (Cárteles Unidos) en el sur de la entidad, en los límites con Jalisco y Aguascalientes, nada les estorba en el corredor entre San Luis Potosí, el norte de Guanajuato, Aguascalientes y Zacatecas, que en un análisis del despacho estadunidense Stratford y la revista The Economist se identifica como una ruta principal del tráfico de efedrina.
Dos fuentes allegadas a la inteligencia militar en San Luis Potosí y en Zacatecas, que pidieron reservar su identidad, aseguran que la detención del líder zeta Jesús Enrique Rejón Aguilar, El Mamito, no ocurrió en Atizapán de Zaragoza, Estado de México, como informó la Secretaría de Seguridad Pública federal el lunes 4 (al día siguiente del triunfo del PRI en la elección de gobernador), sino que en realidad fue capturado en Fresnillo, importante enclave del grupo criminal.
A Rejón Aguilar, uno de los fundadores de Los Zetas, se le vincula con el ataque a dos agentes migratorios de Estados Unidos cometido el 14 de febrero en la carretera Querétaro-San Luis Potosí. El vocero federal Alejandro Poiré alardeó de su captura y de que “ya sólo falta la captura de Heriberto Lazcano Lazcano, principal cabeza de la organización”.
No obstante, datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública publicados por el diario local NTR revelan que en 2010 se conocieron en Zacatecas 105 casos de privación ilegal de la libertad –sólo 13 de ellos denunciados formalmente–, mientras que San Luis Potosí se ubicó entre las ocho entidades del país con mayor incidencia de homicidios dolosos.
Aunque se ha reportado que la revisión de control de confianza a los mandos policiacos avanza con relativa eficacia, ninguna de las dos entidades cuenta con centros de control certificados: en Zacatecas está en proceso y en San Luis apenas se perfila el modelo de certificación. Por lo pronto, la depuración de mandos medios y de los efectivos estatales no llega a la mitad, y en el caso de los municipales ni a 25%.
Un informe del Sistema Nacional de Seguridad establece que, en las actuales condiciones, San Luis Potosí carece de capacidad instalada para realizar evaluaciones integrales y que Zacatecas tardaría más de dos años en aplicarlas totalmente a sus policías.
De acuerdo con el comercio organizado, en los meses recientes los distribuidores “macro” (de marcas como Sabritas, Bimbo y Coca-Cola) se han encontrado con que en las comunidades zacatecanas casi la mitad de las tiendas cerraron con tal de no vender drogas o por miedo a los asaltos.
La Asociación de Gasolineros dio cuenta en una reunión con el procurador cómo Los Zetas no sólo exigen el combustible bajo amenazas, sino que también “castigan” a aquéllas bandas que se hacen pasar por miembros de la organización delictiva para extorsionar. Mencionan incluso un video que muestra a dos ladrones rociados de combustible y quemados vivos “por andar diciendo que son zetas”.
Confrontación
Tal como a finales de mayo el gobernador zacatecano, Fernando Toranzo, pidió ayuda extraordinaria al secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, su homólogo potosino, Miguel Alonso, solicitó el retorno de los policías federales que arribaron en enero para vigilar las carreteras de su estado. Este contingente sólo permaneció ahí dos semanas y se fue comisionado de manera urgente a Chihuahua.
A mediados de junio, el comandante de la XII Zona Militar, Federico Reynaldos del Pozo, informó que 400 efectivos del 45 Batallón de Infantería se unieron a otros 500 que ya operaban en la Huasteca potosina. Al mismo tiempo arribaron a Zacatecas 110 elementos de la Marina Armada de México en unidades Ram y camiones Mercedes.
Los dos declararon que trabajan “en coordinación” y que participan en “operativos conjuntos”, pero sus corporaciones de seguridad permanecen ajenas a la estrategia militar del presidente Felipe Calderón por la sospecha de que están infiltradas. También influye el hecho de que hay municipios donde no se ve ni un solo preventivo en la calle.
Días después de que los soldados de Infantería se instalaron en San Luis Potosí e iniciaron operaciones en la Huasteca, Rodolfo Saucedo renunció como director de la Policía Ministerial del estado y circuló la versión de que lo mismo haría el procurador, Cándido Ochoa Rojas.
En Fresnillo, la Policía Federal, no la estatal, aprehendió a Édgar Huerta Montiel, El Wache, presunto cabecilla zeta en San Fernando, Tamaulipas, donde se han encontrado fosas clandestinas con cientos de cadáveres. Huerta, de 22 años, estaba en un hotel que Los Zetas ocupaban desde dos meses antes, como lo hacen en esta región con otros negocios, como gasolineras y antros.
Y en el operativo del 1 de julio en la comunidad San José de Lourdes, Fresnillo, donde los militares abatieron a un grupo de zetas, no participó ningún elemento estatal o municipal. Por el contrario, fueron mantenidos “a raya” mientras los marinos cercaban Fresnillo, instalaban varios retenes y penetraron el poblado, cuyos 5 mil habitantes vivieron cinco horas de tiroteo.
En esa refriega algunas estaciones locales de radio alcanzaron a transmitir llamadas de presuntos sicarios encerrados en una casa de seguridad, en las que pedían la presencia de los periodistas “para que vieran lo que estaban haciendo los marinos” y porque se querían entregar frente a la prensa. El saldo oficial quedó en 15 muertos y varios heridos, entre ellos algunos marinos, aunque fuentes allegadas a corporaciones del estado refieren que se contaron decenas de cadáveres.
Varios automovilistas que circulaban por la autopista de Fresnillo dieron testimonio a Proceso de que en los retenes de la Marina había personal cubierto con capucha y uniformes tácticos, que sólo hablaba inglés.
Los policías estatales y municipales no pueden ocultar su molestia con los marinos, no sólo porque los excluyen de las estrategias de inteligencia y de los operativos, sino porque aplican revisiones sorpresivas a las policías municipales.
El miércoles 13, policías preventivos de la capital zacatecana estuvieron a punto de tirotearse con marinos en el crucero de las avenidas Jesús Reyes Heroles y Prolongación La Encantada, colonia Bellavista. No habían pasado más de 24 horas de la visita del presidente Calderón; eran las 14:30 horas cuando seis agentes municipales en dos patrullas les cerraron el paso a tres vehículos de la Marina con 24 efectivos que supuestamente iban a la Dirección de Seguridad Pública municipal a realizar una “revisión de rutina”.
Inmediatamente los marinos saltaron de sus unidades Ram y apuntaron a los municipales ante centenares de transeúntes y automovilistas, narró a Proceso un testigo.
A gritos los cuestionó un policía que se identificó como el “comandante Juárez”: “¿Ustedes qué chingan aquí? No se metan con mi gente, aquí no estamos en Fresnillo ¿Quién viene al mando? ¿Traes una orden de aprehensión? No, cuál revisión de rutina. Aquí tengo los papeles del armamento de mis agentes. Revísalo, pero con mis hombres no te metas”.
El incidente duró más de 25 minutos. Muchos civiles dejaron sus autos en la calle y buscaron protegerse del tiroteo que creyeron inminente.
Además de los policías que les cerraron el paso, a los marinos les apuntaba con armas largas otra decena de agentes desde el muro perimetral de la Dirección de Seguridad Pública municipal. Cuando llegó un contingente de policías estatales, se limitaron a desviar el tránsito hasta que los marinos accedieron a retirarse. Saliendo rumbo al municipio conurbado de Guadalupe. Ninguna autoridad local o federal comentó el incidente.
En la visita que Calderón hizo la semana a su estado, el gobernador potosino Miguel Alonso le pidió al presidente que esta vez no retirara a las fuerzas federales del estado y que, al contrario, enviara más refuerzos.
Pero Calderón charlaba con el secretario de Economía, Bruno Ferrari. Parecía distraído y ausente, como escribieron algunos columnistas en los diarios locales. Alonso alzó un poco la voz en el micrófono, pero el presidente se fue sin responderle.

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