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martes, 26 de julio de 2011

Los conflictos de la equidad

Estela Herrera Tovar
Al hablar de equidad la mayoría piensa en términos de igualdad; sin embargo, este concepto al parecer suele generar confusión entre los usuarios del lenguaje, toda vez que un término puede ser unívoco, equívoco o análogo, según Mauricio Beuchot (Hermenéutica Analógica, 1993), otros más podrán decir que éstos son sinónimos. La palabra equidad proviene del latín aequitàs que significa igualdad. Entonces, ¿dónde está la confusión?

El punto es que, después de escuchar la confusión que existe, al menos en algunos políticos, del concepto de equidad, y fundamentalmente cuando han de referirse a la equidad de género, este equívoco no podría ser más cuestionable, o mejor dicho, no deberían cometerlo, ya que éste debió comenzar a tener una connotación diferente a igualdad después de la Constitución Francesa de 1789, en la que se mencionaba la libertad, la fraternidad y la igualdad de todos los hombres como sus principios básicos. Fue entonces que Olympe de Guges puso el énfasis en que no se mencionaban los derechos de la mujer y que debía corregirse esta omisión. De esta manera, desde ese momento de lucha por los derechos de la mujer se utiliza el concepto de equidad, al menos comúnmente, para referirse a lo que se conoce como equidad de género.
De paso diremos que no sólo la mujer ha tenido que luchar por sus derechos no expresados o especificados en las distintas constituciones de los países republicanos, y hasta los que no lo son: también lo hicieron los grupos minoritarios, como los negros en Estados Unidos; actualmente los migrantes; de igual forma se considera la lucha por los derechos de los grupos indígenas en México. Al mismo tiempo que en otros países, en México se trabaja por los derechos de los discapacitados, los homosexuales y otros derivados de la libertad del ser humano, como la libertad de prensa o el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
Todo esto va muy bien, si no fuera que desde el interior de algunos grupos de mujeres luchadoras por la equidad de género se percibe una velada discriminación hacia los grupos minoritarios que contradice su decir y su sentir como discriminadas; se diría que es casi una petición de principio cuando ellas discriminan al decir textualmente que: no podemos ser iguales a los grupos de etnias o discapacitados porque nosotros somos mujeres y merecemos un trato aparte, algo que especifique nuestros derechos de mujeres con el título de equidad de género, ¡sin concesión!
Está claro que no sólo los políticos se equivocan, sobre todo cuando se tiene puesta la mira en los propios y únicos intereses, sin importar los demás, que bien pudiera ser uno mismo. Se dice comúnmente que para entender al otro hay que ponerse en sus zapatos; esto quiere decir que a cualquiera le puede pasar un tren encima y de pronto quedar paralítico, como es el caso de aquél al que nadie quiere parecerse, mucho menos ser igual que él y, sin embargo, a veces llega. Muy posiblemente se puede considerar al ser humano como la esencia, y al tener tal o cual color, ser discapacitado o pertenecer a una etnia determinada, es un accidente.
Es verdad que ser mujer es distinto a ser hombre; idealmente creo que sólo debería ser una cuestión de género lo que salvará tal situación de conflicto; sin embargo, la realidad es otra: hay maltrato físico, mental, material, laboral, legal, sólo por el hecho de ser mujer. Por poner un ejemplo: en tiempos no muy lejanos, la madre de todas las ciencias estaba destinada exclusivamente para los hombres, era una osadía por parte de las mujeres, al menos eso decían, entre otras barbaridades, más de un profesor de reconocido prestigio en Zacatecas.
Yendo un poco más lejos, me atrevo a opinar que en esta lucha también debería estar incluido el perdón, para que los papeles no se inviertan, y se conviertan las mujeres en las nuevas tiranas. Amor, igualdad, fraternidad, libertad, principios universales que no le van mal a nadie, deberían regir nuestro universo.
Finalmente, me pregunto ¿cuándo terminarán los conflictos de la equidad que inician con equívocos del lenguaje y terminan en guerras mundiales? El hombre ha hecho diferentes a los iguales, que siempre debieron ser iguales. Sería tan fácil la vida. No habría filósofos que estuvieran acusando… ■

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